sábado, 17 de abril de 2021

LUEGO DEL PRIMER DIA DE "RESTRICCIONES" POR PANDEMIA EN LA CIUDAD (CABA)

Coronavirus:  ¿Qué paso el primer día de las nuevas restricciones en la ciudad (CABA)? Aparentemente nada... Un repaso parcial nos permite fijarnos que según informan los medios de comunicación a nuestro alcance, el transporte público circuló con menos pasajeros, que los bares y restaurantes recibieron a sus clientes habituales, que los comercios, estuvieron con sus puertas abiertas de forma habitual y que sólo redujeron el horario de atención. En los gimnasios la actividad fue normal y en algunos casos alevosamente normal. Todos los consultados telefónicamente coinciden que una sensación de normalidad recorría las calles de la Ciudad este viernes, a pesar de la entrada en vigencia de las nuevas medidas que el presidente Alberto Fernández decretó ante el aumento de contagios en la zona del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). 

Aquí, en el barrio de Caballito, no solo se respiraba "normalidad", sino que parecía que nada estuviera sucedendiendo en medio de esta cruel pandemia planetaria. Esto nos recuerda que en las últimas 24 horas la Ciudad registró 2.843 casos positivos y 25 fallecimientos por covid-19, y la ocupación de camas de terapia intensiva llegó al 56,6%. "Vamos a ser estrictos porque no estamos con tiempo para dudar" señaló el Presidente luego de su reunión con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y precisó que "está claro que es el relajamiento social lo que favorece los contactos y por eso las restricciones que hemos puesto a la gastronomía". De todas formas los vecinos -que son cualquier cosa menos personas desinformadas- miran para otro lado. ¿Negación? ¿Soberbia enfermiza? 


Está claro que "algo extraño y profundo" sucede con cada uno de nosotros. No sólo en este barrio sino que también le pasa a Occidente, que como dicen muchos escritos debe lidiar con su inconsciente. Ya Descartes descubrió que los sentidos a veces lo engañaban. Nuestro sistema perceptivo no ve al adversario invisible. Luego de un año, uno va percibiéndose inmune: “si me quité el barbijo diez veces y no pasó nada, podré hacerlo otras más”. El cerebro capta datos: 59.000 muertos. Pero el monstruo del sentido común nos grita al oído: "no te ha pasado nada, no pasará nada”. Así el sujeto va bajando la guardia. Cuesta pensar que la desidia de un sector vasto de la sociedad --jóvenes pero no solo-- dejará de ser la norma ante el tsunami que acecha, si no se lo obliga a cuidarse. Lo contrario profundizaría la tragedia. El mensaje del Estado rebota en mucha gente y la oposición incita a la resistencia civil. El devenir de este pandemónium descansa -en gran parte- en el compromiso personal, que es a la vez social.

Evidentemente todo está mal:  Según las cifras oficiales difundidas, el total de fallecidos desde el inicio de la pandemia se elevó a 59.084, en tanto que los contagiados llegaron a 2.658.628. El Ministerio de Salud indicó que son 3.971 los internados en unidades de terapia intensiva, con un porcentaje de ocupación de camas de adultos de 64,3% en el país y del 73,8% en la Área Metropolitana Buenos Aires. Son números o eso parecen, porque cada uno es el indicador de "alguien" que ya no está más, de alguien que está solo luchando entre la vida y la muerte, quizas y casi seguro debido a la irresponsable actitud del vecino que no percibe que está contagiando y entonces se permite cometer estos crímeres invisible con total impunidad.



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