lunes, 31 de enero de 2022

DOS AÑOS DE PANDEMIA: UNA MAS ENTRE TANTAS COTIDIANAS

Ayer 30 de enero de este 2022 se cumplieron dos años de la aparición de este misterioso y devastador virus que sigue luchando para poner a la Humanidad de rodillas. Su súbita apareción; su extraordinaria capacidad de contagios; los brutales cambios sociales en todos los países; sus múltiples mutaciones; la tozuda estupidez humana que trabaja irresponsablemente a favor de la peste; la pérdida de lo que creíamos "nuestra inalterable normalidad"; nuestras creencias acerca de "las certezas inalterables"; los muchos millones de muertos, en los que es mejor no pensar y mirar hacia otro lado; y además, lo que cada uno sabe que estamos viviendo, de forma globalizada y creyendo que esto que sentimos (el humano superpoderoso) nos ha de salvar de los miedos reprimidos y de lo devastador que sucede a nuestro alrededor y que ni podemos imaginar hacia donde va en lo inmediato... Esto, por cierto, y mucho más es lo que nos hace pensar para abordar estos dos años terribles. Con una sensación de cruel angustía vemos, si nos sinceramos con nosotros mismos, hacia donde podemos ir. No es un buen lugar. No es un inexorable destino. Es algo que nos hacemos a nosotros mismos y abonamos con irresponsable desidia.

    Agregamos una voz desde las redes, que intenta poner en palabra, lo que muchos callan: Este mundo que se nos apareció de golpe, hace sólo dos años, no hizo más que descubrir que el covid 19 destaca bien a la vista tres enseñanzas: Qué existe un grave colapso ecológico; qué vivimos en un mundo de super-ricos junto a super-vulnerables; qué necesitamos con urgencia más equilibrio, antes que el abismo nos devore. Tengamos en cuenta: La destrucción de la biodiversidad, la deforestación, el   calentamiento global y la contaminación, resaltan cuestiones potenciales de la pandemia. En el Acuerdo de París no se logró cumplir con la promesa de contribuir hacia energías limpias. La exacerbación de las desigualdades de ingresos económicos habla de una sociedad indigna que no articula Justicia Social con Justicia Ambiental y Sanitaria. En 2021 el 46 % de la riqueza mundial se encuentra en manos del 1,1 % de la población. Las funciones de sentimientos como el afecto, la amistad o el amor, vinculadas estrechamente con la buena salud, están influenciadas por todo lo que produce el sistema económico-político dominante actual, no dependiendo sólo de la actitud de los individuos. El odio y la competencia son su rostro letal. Las injusticias jurídicas y políticas son sus vías de acción. Las carencias son su peor estímulo. El autoritarismo su estado de perpetuidad. Entonces... ¿Qué tipo de sociedad queremos construir? ¿Cuál deberá ser desde ahora nuestro vínculo con la naturaleza? ¿Desde cuándo y cómo comenzamos la transición social en busca de un equiliubrio razonable?   

(De JUAN SOLO PALABRAS - Buenos Aires - Argentina).



    Y otra voz desde la poesía profunda: (Juan Disante - Buenos Aires - Argentina) 


Aprendiendo a conocerse a uno mismo... ¿o a desconocerse? 

Caminar a lo llano... a mirarse dentro. 

Tratar de entender tantos entresijos. 

Llevar un diario como un escalpelo zahiriente. 

El devenir de un tiempo despoblado a un tiempo hiper poblado... de andantes incertezas. 

Se derrumba la idea de lo que pensábamos del futuro. 

El relato atrincherado se cayó. 

Se mudó de biblioteca. 

Llegó la incertidumbre de enfrentarse con lo ultramontano. 

Al fin, solo como un espárrago. 

Advertidos de ciertas cosas que pasaron inadvertidas. 

Desmontar todo y ver qué aparece. 

¿Volver al campo? Hacer una huerta, criar gallinas. 

¿O abrazarse con un alienígena?

Solapar la cripta.

Y el crematorio perfecto: el olvido. 

Ante la duda, cuidar las cavernas omitidas. 

Acoger el buen ayer.

Busqué las fotografías de mi abuelo... un tiempo detenido. 

Un pasado que no se puede recrear, salvo con tutelante memoria. 

Bienmandada por Arcadia. 

Pensar el por qué ocurren los derrumbes, me dirige la mirada hacia el techo. 

Lo de Ícaro no era un mito. 

Como socios, una cultura global errante, ata el andar.

¿El caminante no entiende o no quiere?

Sólo sueña.

El cuerpo habla durante el sueño... no despierta ante la quiebra de lo simbólico. 

Produce un tratamiento por vía de su peste interior, ajeno a cualquier sentido. Pero sigue soñando despierto. 

La pandemia como vestigio diurno, hace que el sueño ponga en lo social, lo insociable 

Su modo de sentir la pulsión.

Intranquila. 

Dominante.

Impía.



miércoles, 19 de enero de 2022

SEMANA DE EXTREMO CALOR: ¿CAOS Y OLA DE CONTAGIOS?

 

Al parecer se trata de un fenómeno aislado y extremo -lo que estamos pasando en los últimos días-, a tono con los actuales momentos y el conjunto de situaciones. Se han anunciado y se están registrando, siete días de temperaturas muy altas, que nada tienen que ver con los naturales calores veraniegos. ¿Cambio climático en acción? ¿Quién puede afirmarlo?, Suponemos que nadie, porque nadie puede dar una respuesta científicamente concreta, solo las recomendaciones conocidas para los grupos de riesgo habituales: los recién nacidos, los niños con enfermedades preexistentes, los mayores de 65 años; todas las personas con patologías crónicas; etc. Y además, a esta larga verbigracia, se suman todos los afectados por del COVID-19. Aquellos que vacunados con las tres dosis incluidas, tienen que sufrir los daños colaterales de siete días seguidos de calor fuera de lo normal. 

El peligro de la suba de contagios y lo que producen las altas temperaturas, son la agenda de cada uno de nosotros. El no aislamiento preventivo, sumado a los irresponsables habituales, que sin barbijos caminan por la calle y los negocios, convierten esta situación “Colapsada”, en una verdadera pesadilla. 

Es como si lo que sucede se viera como realmente es: con una humanidad –un increíble conjunto de personas-, comportándose como enloquecida manada atacada por la irracionalidad despiadada de un nefasto deseo de autodestrucción, sumergida en una búsqueda frenética de una “supuesta normalidad”, que nunca existió; y que, de haber existido, ya nunca ha de volver como nuestra la historia con respecto a cada uno de los eventos catastróficos que le toco en suerte vivir al conjunto de la población humana sobre este planeta. A esta tierra, castigada por la soberbia de una especie que cree estar por encima de las leyes de la naturaleza. Que ha expoliado, incluso sin necesidad, recursos invalorables e irremplazables en beneficio de unos pocos que con egoísmo, suprimen aquello que debería ser de todos, a su apetito insaciable. Porque no debemos confundirnos, aquello que los dirigentes declaman, que los medios de propaganda difunden, solo es el miedo de los menos en contra de las necesidades de las masas pobres y humilladas. Todo este “peligroso coctel”, solo sirve para hundirnos más y más en la miseria de la confusión y la angustia. También así percibimos como el clima social está tan loco como el clima natural. Y que todo se encarrila a un estado alterado en donde nada esta donde debería estar. El clima actual, no es una representación de una ficción. Es  solo la resultante de factores físicos reales. No son imaginarios, ni controlables por ninguna tecnología. Al igual epidemias y ahora las pandemias, que siempre cambiaron a las sociedades humanas, de forma que fueran las mismas que eran. Esta, que nos persigue en estos momentos, ha de transformarnos en vaya uno a saber qué cosa. 

Pero no importa. Seguimos sin reflexionar y mucho menos actuar con coherencia ya sea individual o colectiva. Detrás de nosotros, ruge el recuerdo ancestral de la vieja manada asustada por “la magia maligna” de espíritus imaginarios creados por la ignorancia. Lo que pasa es que en la realidad, ni siquiera hemos evolucionado. Pareciera que lo hicimos, pero no es verdad, solo algunas mentes han crecido lo suficiente para estar algo más arriba que nuestras comunes apetencias indignas en muchos sentidos. Pero bueno, aquí estamos, inmersos en una inexplicable ola de calor extremo. También en una ola de contagios imparable, por un virus que nadie sabe de dónde vino, ni de que se trata. Intentando sobrevivir y sumergidos en la negación. ¿Eso explica la supuesta superioridad de una especie que se cree en el vértice de la pirámide? ¡No!, lo que nos dice, lo que observamos; lo que nos dicen “otras miradas”, que parecen sinceras; ni siquiera alcanza para una actitud racional de supervivencia. Pero bueno, así son las cosas y no tienen remedio…