miércoles, 12 de septiembre de 2012

LA SEÑORA DE LA MISERICORDIA EN CABALLITO - BY AGORA21-CABALLITO



SUBIMOS a este blog -debido a diversas consultas de amigos y lectores- algunos detalles más sobre la historia y el Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia en Savona, Italia. EN ESPECIAL después de la procesión del pasado 8 de septiembre, que congregó a tanta gente
en el primero de estos actos públicos, que seguramente ha de ser la base para todo lo que vendrá y que la tendrán como protagonista en el futuro del barrio.


Savona es la sede del obispado de la diócesis de Savona-Noli. Su Santuario reviste desde hace siglos particular importancia, con peregrinajes desde muchas partes de Italia. Nuestra Señora de la Misericordia de Savona fue entronizada en él por el papa Pío VII -prisionero de Napoleón Bonaparte en esta ciudad- en 1815. Savona fue con Pio VII sede oficial del papado, lo que la incluye a la par de Roma y Aviñón, si bien por un período brevísimo.

Para la página de "Catholic.net" la historia de Nuestra Señora de la Misericordia (Patrona de Caballito), se explica en estos términos: En 1536 la Madre de Dios se le apareció a AntonioBotta, humilde labriego de la Liguria, para pedirle que en ese lugar le edificase una capilla desde la cual irradiaría su mensaje de amor y piedad
    
El 18 de marzo de 1536 el humilde labrador Antonio Botta se dirigía
a trabajar al valle de San Bernardo, provincia de Savona, cuando al cruzar un pequeño arroyo afluente del Letimbro, se detuvo a beber. Antonio había nacido en 1470, estaba casado con Catalina Cavaza y era padre de dos hijos, Masino, muerto a poco de nacer y Catalina. El labriego se lavaba las manos a la vera del arroyo cuando de  repente escuchó una suave y dulce voz que lo llamaba por su nombre. Al alzar la vista, vio descender del cielo, envuelta en radiante luz, a la mismísima Virgen Santísima. El buen Antonio cayó de rodillas preguntando a la Santa Madre que era lo que quería y aquella, con suavidad, le respondió que debía encaminarse a la iglesia de San Bernardo para decirle a su párroco y confesor, fray Daniele Porro, que a partir del siguiente  sábado debería organizar tres procesiones diarias en honor de Dios y de su Santa Madre.
Antonio prometió hacer lo que se le ordenaba, finalizando la Virgen que al cuarto sábado volviese al mismo lugar. Cumplido el pedido regresó Antonio el día indicado, 8 de abril, para
encontrar a la Madre del Cielo de pie en el mismo lugar, vistiendo una túnica blanca y sonriéndole dulcemente. Y una vez más volvió a hablarle empleando aquella voz suave con la que lo había cautivado para decirle la célebre frase “Misericordia quiero y no justicia”, en
alusión a las sangrientas guerras entre España y Francia que tenían a Italia por campo de batalla. El suceso no tardó en ser conocido por los habitantes del valle y tanto corrió la voz que, en poco tiempo, acudieron peregrinos de todo el norte de Italia e incluso de la misma Francia, a visitar el lugar de Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia. Savona, Italia la
aparición donde, al poco tiempo, se erigió una pequeña capilla. Por ese motivo, en julio del mismo año, el Gran Consejo de Savona encargó al célebre arquitecto Antonio Sormano la edificación de un santuario dedicado a Nuestra Señora de la Misericordia, recomendándole especialmente que la cripta envolviese el lugar para colocar en ella, sobre la misma piedradesde la que habló Nuestra Señora, una bella imagen de mármol blanco. Con las obras de edificación comenzaron, en forma paralela, las del contiguo hospicio de los peregrinos, verdadero palacio destinado a dar alojamiento a quienes acudían de tierras lejanas a venerar a la Virgen. Y a partir de entonces, los 18 de marzo los fieles saldrían en peregrinación desde Savona, cumpliendo el pedido que Nuestra Señora hiciera a Antonio Botta, recorriendo el trayecto que desde esa hermosa ciudad conduce al santuario, junto al río Letimbro, pasando muy cerca de la casa del labriego que aún se conserva intacta.

A ese santuario llegaron a orar personalidades de gran importancia, entre ellas, S. S. el Papa Pío VII, deseoso de cumplir su promesa de agradecer a la Santa Madre, a quien se había encomendado, su liberación luego de tres años de duro cautiverio en Savona y dos en
Fontanieblau, en poder de Napoleón. El mismo Pontífice coronó solemnemente a la Virgen el 10 de mayo de 1815, en una emotiva y multitudinaria ceremonia. Nuestra Señora de la Misericordia es patrona de las ciudades de Savona (Liguria), Ajaccio (Córcega), y desde el 8 de septiembre de 2002, del barrio de Caballito, en Buenos Aires (dice la página especializada). Finalmente, conviene advertir que no debe confundirse a esta advocación con la homónima española, patrona de Burriana, que data del siglo XIV, cuyo manto protector extiende sobre los fieles.

Su Oración es la siguiente:

Santísima Virgen de la Misericordia,
Admítenos en tu presencia amorosa,
Acógenos bajo tu manto maternal;
No nos deseches,
Pues venimos con corazón arrepentido,
Anhelando conversión y perdón,
Bondadosísima Señora,
Perdón y compasión,
El pecado ha ofuscado
Muchas veces en tus hijos
La luz de la razón
Y han sido ingratos ofendiendo a tu Jesús,
Pero Tú eres madre y serás también intercesora,
Danos gracia, misericordiosísima Señora,
Para ofrecerte siempre, en adelante,
Mucho amor y mucha gracia.
Así sea.

LA HISTORIA EN CABALLITO SEGUN MEDIOS LOCALES:

En 1871 el matrimonio de conformado por Antonio Valle y Faustina Puentes, eran propietarios de una pequeña quinta de verduras en  Acoyte y Neuquén. Alarmados por la epidemia de fiebre amarilla que hacía estragos en la población de Buenos Aires, y recordando que la Virgen de la Misericordia había librado de pestes y epidemias a los naturales de Savona en casos semejantes, hicieron la promesa de hacer traer desde aquella ciudad una imagen de la virgen para venerarla y realizar una procesión pública el día de la festividad, siempre que preservara de ese flagelo a los vecinos del Caballito. La Virgen escuchó el pedido del matrimonio Valle-Puentes, quienes de inmediato cumplieron su promesa. En 1886 , cuando se produce una nueva epidemia, esta vez de cólera, doña Faustina y don Antonio, recurrieron una vez más a la Virgen de la Misericordia a través de sus plegarias.
Muchos vecinos del barrio se sumaron a esta devoción y anualmente, el día de la festividad de la Virgen,el 8 de septiembre, realizaban una procesión por Rivadavia, hasta la iglesia de San José de Flores, que en aquel entonces era la parroquia de la jurisdicción, celebrándose a su llegada una misa solemne. Esta costumbre se prolongó a través del tiempo. En sus últimos años y en razón de su avanzada edad, doña Faustina acompañaba la procesión en un coche tirado por dos caballos.
El 8 de septiembre de 1898, antes de iniciar el regreso desde San José de Flores, se imploró que solucionara la situación de límites con Chile, evitando así una contienda. Ante esta nueva gracia, doña Faustina hizo confeccionar un estandarte con la imagen de la Virgen y la leyenda “Las Madres Agradecidas. Doña Faustina mantenía un pequeño oratorio en una habitación de
su casa, donde adoraba a la Virgen, y de acuerdo a una acendrada tradición, todos los años arreglaba el altar doña Petrona Montarcé de Vila, en tanto su hermana Teresa tenía a su cargo el rezo de la novena. La procesión hasta San José de Flores se realizó hasta 1914 (en 1915 y 1916 la imagen fue llevada en auto). Doña Faustina periódicamente encargaba medallas recordatorias que le eran traidas de Savona por don Angel Siri, antiguo comerciante del barrio y paisano de su esposo, dueño de un negocio de almacén llamado de los “Tres Angelitos”, ubicado en la actual esquina de Rivadavia y Víctor Martínez, en sus periódicos viajes a
Génova”. Entrada ya en años doña Faustina, llamó a la señora Emilia Montarcé de Costa, a quien sabía ferviente devota por haber asistido durante años junto con su familia a los actos realizados en honor de la Virgen, pidiéndole que por carecer ella de descendientes, tomara
a su cargo la imagen y continuara haciendo cumplir la primitiva promesa. Aceptó en principio la señora de Costa el compromiso, pero luego de consultas realizadas con el padre Antonio Sabelli (cura párroco de Santa Julia), se permuta la promesa de la procesión pública por el rezo de la novena en la parroquia de Santa Julia, celebrándose la misa en forma solemne, con sermón, el día de su festividad. Doña Faustina falleció en forma repentina el 3 de junio de
1917, y a pesar de que ella desconocía la fecha exacta de su nacimiento, se la suponía cerca del siglo de vida.

El 8 de julio de 1918, se hizo entrega de la imagen al cura párroco de Santa Julia, y en 1938, al construirse el nuevo templo, se le erigió un altar especial, que se encuentra ubicado a la izquierda de la entrada. A raíz de estos hechos, se adoptó a la Virgen de la Misericordia como Patrona de Caballito, recordándose su festividad el 8 de septiembre de cada año. Cabe señalar que la Legislatura Porteña, a través de la Ley 951 del año 2002 estableció:  ” Institúyase el día 8 de setiembre de cada año como el Día de la Patrona del Barrio de Caballito, Nuestra Señora de la Misericordia”. La mencionada ley fue propuesta por el Legislador
(MC) Jorge Giorno y redactada por un vecino de Caballito, Francisco “Pancho” Silva.

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