domingo, 29 de abril de 2012

POESIA Y POETAS EN EL MERCADO - by AGORA21-CABALLITO


El tradicional Mercado del Progreso recibió en la mañana de hoy al numeroso contingente de poetas, extranjeros y nacionales, que forman parte de los invitados al VIII Festival de Poesía de la Ciudad de Buenos Aires. Llegaron acompañados de la directora del festival, la escritora y poeta Graciela Araoz, y fueron recibidos por el presidente de la Sociedad Anónima del mercado Jorge Fernández y por Juan Bazán a cargo del área institucional del mismo. Rápidamente todos se fueron integrando al numeroso grupo de reconocidos poetas, vecinos y poetas del barrio, que recitaron aquellos poemas que más les gustaban y varios de su propia autoría.
Rodeados de ese ambiente algo mágico, de luces, sombras, los aromas y colores, el grupo de visitantes más los vecinos que se acercaron al lugar fueron recorriendo las distintas áreas y los puestos intercalando recitados, conversaciones espontáneas y miradas curiosas, con los visitantes sobre la historia y lo pintoresco de un mercado que se ha convertido en un lugar único para la Ciudad de Buenos Aires. Sucede que este mercado, fundado en 1897 –cuando ese lugar de Caballito-, era nada más que un inmenso descampado con una estación de tren, ha forjado miles de historias de vida, con dramas, alegrías y miserias que siempre aparecen cuando el ambiente es propicio como en esta ocasión. Así, con el constante acompañamiento de los puesteros, que dejaban su tarea cotidiana por unos minutos, se comenzó a llenar el aire de voces en inglés, francés, italiano, hindú…, hasta crear un extraño clima que todos los presentes apreciaron en su magnitud. Porque “es muy raro”, comentaban, ver el surrealismo que se recrea en esta situación “casi mágica” de ver y escuchar a toda esta gente mezclada con los aromas de los alimentos y las voces que traslucen ideas de poesía, esa otra forma de expresión del alma y de sus humanos misterios.
Luego de muchos poemas, de los invitados y de los locales del barrio, el clima se trasladó a unas mesas –ubicadas debajo de la antigua cúpula del mercado-, dónde los visitantes pudieron degustar todas las “especialidades gastronómicas” que diariamente produce el mercado y dónde no faltaron ni los mejores vinos de las provincias productoras, ni el olor al pan casero que se elabora diariamente casi como en los viejos tiempos. En esas mesas se produjeron encuentros, conversaciones y hasta se intercambiaron libros y recetas. El clima y el paisaje humano resultante brotón como la expresión de un momento único que enorgulleció a los puesteros del mercado y a los vecinos que seguramente a lo largo de los días han de comentar la llegada de estas presencias algo extrañas pero que dejaron su marca en el edificio que se conserva casi idéntico al día que fue inaugurado hace 122 años.
© j.b – AGORA21-CABALLITO


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